lunes, 6 de julio de 2009

CORRIDAS DE TOROS (A FAVOR O EN CONTRA)



JUPITER
Y
EUROPA

DE
GERMÁN
HORACIO








Seguramente es uno de los temas con controvertidos y delicados de la actual sociedad, no voy a enumerar los diferentes motivos de las personas que están a favor o en contra. Todos los conocen, o si no, puede entrar usted en cualquier página sobre el tema. Yo voy a ir un poco más lejos (como casi siempre), y voy a decir no sólo que las corridas son necesarias sino imprescindibles. Lean ustedes este pequeño teatro y después continúo.

TEATRO
En el escenario un personaje vestido de negro y astado, encerrado en un cercado. Asoma por un lateral un personaje vestido con traje de torero y muleta. Se acerca a la valla.

Torero: Ya resé y man daó labsolución. He venío a verte. Tenebrosso te llamas. Lindo nombre pa tan bella bestia. ¡Ea!, ya te saludao. Que Dios reparta suerte (se gira para irse).
Toro: dos preguntas: ¿A Qué Dios rezas? Y ¿Quién es una bestia?.
Torero: (se gira en redondo) Pero…tú. ¡Has hablao!.
Toro: Sí, yo he hablado. Responde a las preguntas.
Torero: Hablas.
Toro: Ya te he dicho que sí. Ahora responde.
Torero: Pero… ¡Tú hablas!.
Toro: Supongo que las únicas luces que tienes, son las del traje.
Torero: E’to ej un prodigio. Deba avisá, no pueo lidiarte. (Se gira para irse).
Toro: ¡Quieto ahí!, insensato. Vuelve.
Torero: (Vuelve) ¿Cómo ej que hablas?.
Toro: Sólo hoy puedo hablar, es un don en este día.
Torero: ¿Qué quieres desir con: en este día?.
Toro: Desde tiempos inmemorables, cuando aun se derramaba la sangre de mis antepasados para insuflar vida al sol, ya la Diosa nos concedió la gracia.
Torero: Entonses, ¿Porqué no desís nunca na?.
Toro: Os habéis civilizado. Ya no sabéis porqué toreáis.
Torero: ¡Ezo zí que no!. Er toreo e una danza, la definitiva, el riesgo con er donaire, la dignidad con er dominio.
Toro: Fue un humano quien aseguró: la corrida no es una diversión, sino algo tremendamente serio, ese espectáculo no divierte a nadie, pero interesa y opina a muchos.
Torero: Entonses, no e un entretenimiento.
Toro: Vamos a ver. ¿Recuerdas como te has vestido?.
Torero: Poj claro, Como siempre, tal y como m’enseñaron.
Toro: Eso es. ¿Y recuerdas cómo saliste al ruedo en la última corrida?.
Torero: Evidentemente, to en zu sitio, como siempre.
Toro: ¿Recuerdas la alternativa?.
Torero: Ezo no se pué orvidar. Cada uno en su lugá, con zu quehacé, to mu estudiao.
Toro: Así es. Nada al azar, eso es así porque es una iniciación, tú te convertiste en maestro. Recibiste la transmisión de poderes, pasaste a ser de una casta inaccesible. Sólo tú puedes llevar oro en el traje.
Torero: ¿Porqué me cuentas a mí esto?.
Toro: A tu manera eres el mejor en muchos años.
Torero: ¿Qué quieres desir?.
Toro: Los mansos nos cuentan las corridas. Escapas del enviste cuando notas el aliento, te niegas a que nos afeiten…
Torero: Ezo e porque no me gustan las trampas. Disen los afisionaos con solera que sólo manda en er toro quien consigue burlarlo con las zapatillas plantás a la sombra los pitones. Yo considero que la bestia debe tener toa su cornamenta.
Toro: Bien por ti. El afeitado hace que dejemos de ser físicamente perfectos. Y no nos llames bestias. El día de la corrida somos Dioses.
Torero: ¿Dioses que mueren en la arena?.
Toro: ¡No!. Dioses que mueren en el templo.
Torero: ¿La plasa e un templo?.
Toro: Ciertamente, un lugar donde se sacrifican Dioses. Incluso en las catedrales se ha toreado.
Torero: Entonses. ¿Qué quieres?. Debo negarme a toreá. Dar la razón a los que dicen que se martrata a los animales.
Toro: Sus intenciones son buenas, pero confunden el maltrato con la necesidad.
Torero: Disen que no se pué hacer esto en Europa.
Toro: ¡Ja!, Europa. Sabes, Europa fue la mujer poseída por Júpiter convertido en toro. Me dais lástima los humanos, olvidáis vuestro pasado.
Torero: ¿Qué pasado?.
Toro: De siempre, el humano nos ha sacrificado jugándose la vida. Desde el neolítico hasta hoy. Sin olvidar tus antepasados iberos. Cuando dices: que Dios reparta suerte. ¿A qué Dios te refieres?.
Torero: Al único.
Toro: ¡Ah!. Pero a nosotros siempre se nos ha sacrificado, sólo los Dioses cambian. Primero fue la Diosa, después otros. Los reyes de la confederación atlante lo hacían personalmente para redimirse de sus pecados frente a Poseidón. Mitra en persona sacrificó a uno de los míos porque se negó a ser domado, su carne se convirtió en trigo y su sangre en vino. ¿Te suena?.
Torero: Ozas compararte a Jezucristo.
Toro: No me comparo. ¡Soy!. Hoy seré un Dios sacrificado.
Torero: Los Diozes no se sacrifican.
Toro: Al contrario. Es lo mismo que tu Jesucristo. Es necesario asesinar a los Dioses para que los hombres puedan vivir.
Torero: De toas maneras. Yo ahora no podría matarte.
Toro: Eso si que no. Debes prometerme que echarás los restos. Qué será la faena de tu vida. Tú, el maestro, el torero, el matador de Dioses.
Torero: Si no te mato, vivirás.
Toro: ¿Vivir para qué?. ¿Puede vivir una oruga sabiendo que no se transformará en mariposa?.
Torero: Cí.
Toro: Claro que sí. Pero después de muchos años de vivir en el prado y morir de viejo en un matadero donde antes me dormirán. ¿No desearé cambiar todo ese tiempo por salir al templo?. Ovacionado, respetado, querido y temido por todos, donde daría mi vida mortal para que el ciclo se acabe. Regando con mi sangre la tierra para que beba como si de vino se tratara. Morir como he vivido. Con dignidad, con valor y con sufrimiento. Como me corresponde. (suena llamada).
Torero: Tienes razón. La muerte no es el fin. (Se gira y avanza unos pasos, se vuelve) Te saludo, Tenebrosso, Dios astado.
Toro: Te saludo matador de Dioses. (Se aleja el torero). Que Dios reparta suerte.
Fin

No voy a defender que sea una “fiesta nacional”, entre otras cosas porque a mí España no me pierde el sueño. Tampoco voy a defender que sin corridas no existiría el Toro bravo, porque si una cosa hace bien el ser humano, es extinguir especies todos los días. Ni siquiera diré que es un arte, desde la cría de bonsáis a las esculturas de hielo tenemos arte donde escoger.

Yo defiendo las corridas de toros (bien hechas), porque nos recuerdan que somos perecederos, pero que hay algo más grande que la vida y que la muerte sólo es un paso más. Un paso necesario e inexcusable que tiene la extraña virtud de no tener excepciones a la regla de que: nadie desea que todo finalice con la muerte.